Alguna vez hemos escuchado hablar de “terapias alternativas”, como la homeopatía (a pesar de tener un estudio mas profundo y antiguo que la misma alopatía), acupuntura, masajes linfáticos, reiki, geoterapia, aromaterapia, osteopatía y la lista sigue y sigue. Y nos referimos a estas así, incorrectamente, siendo aún la alopatía una “alternativa médica”, pero en fin, dadas las circunstancias semánticas, todos los que nos dedicamos a otro tipo de técnicas en el mejoramiento de la salud, que no son alopatía, nuestras disciplinas sea cual fuere, se ha encasillado así, como “terapias alternativas”. Hoy día se habla de un nuevo “boom”, una técnica que está revolucionando las ya conocidas, y más aún, complementándolas extraordinariamente, se trata de la una herramienta terapéutica con imanes, y esta a su vez consta de diversas disciplinas que tienen una técnica distinta cada una de ellas, pero con similares y espectaculares resultados, y antes de definir cada una de ellas en futuros artículos, quisiera comenzar describiendo brevemente la acción que hacen los imanes en el cuerpo, porqué funciona lo que se le ha llamado el BIOMAGNETISMO.
Par BIomagnetico. Terapia de la salud
Sobra decir que nuestro cuerpo es básicamente agua, la publicidad que pretende “informar” hoy en día, obviamente con afanes comerciales, nos lo ha dicho hasta el cansancio, y esto ¿qué tendría que ver con los famosos imanes? Pues resulta que es en las moléculas de agua donde realmente actúan los imanes, ya que nuestro cuerpo, mediante las moléculas de agua regula sus funciones químicas, a esto le hemos llamado niveles de Ph o de potencial de hidrógeno, puesto que es el hidrógeno en su composición lo que determina la acidez o alcalinidad de las moléculas de agua, a mayor hidrogenación mayor es la alcalinidad, a menor hidrogenación mayor es la acidez, a esto tenemos que añadir un fenómeno importante, la ionización, que es el ordenamiento de los electrones en de los átomos de hidrógeno y de oxígeno dentro de la molécula de agua, haciéndolos ganar o perder electrones propiciando un nivel energético más o menos normal en las moléculas.
Cuando nos enfermamos de algo, es porque hemos generado aspectos químicos con tendencia a la acidez o alcalinidad, variando las características químicas principales de la función orgánica, siendo estos cambios favorables a microorganismos abundantísimos en el ambiente como virus, bacterias, hongos y parásitos, siendo estos los verdaderos reyes de este planeta, estos microorganismos también tienen una característica química específica, un campo magético determinado, una frecuencia definida, y si resulta que estos elementos encuentran resonancia cpn nuestro organismo pues nos enfermamos, incluyendo alguno de los ya abundantes microorganismos habitantes en nuestro cuerpo, esto nos dice que si no tenemos un proceso que esté en sintonía con un microbio patógeno específico no nos enfermamos. Y para ejemplo bastaría contar las muchas ocasiones en que hemos saludado de beso o de mano a gente muy enferma de algo, y no nos hemos enfermado, no solo por nuestra buena cantidad de anticuerpos y un proceso linfático más o menos saludable, sino porque nuestros elementos, químicos, magnéticos o de frecuencia no son similares a esos procesos patógenos, esto pudiera ser desconcertante para muchos, pero si lo reflexionamos un poco, es bastante lógico. A pocas palabras y citando a uno de los grandes cientificos de nuestros tiempos, Claude Bernard: “lo mas importante en el proceso de la enferemedad es el terreno”. Sin ese terreno favorable a una patología, la enfermedad no se presenta.
Y entonces ¿Qué hacen los imanes? Sencillo, ayudan en el proceso de polarización de las moléculas de agua de nuestro cuerpo, propiciando un efecto de equilibrio en el campo magnético y químico más útil para el cuerpo que para el patógeno que nos enferma. Los campos magéticos colocados en determinadas partes del cuerpo, propician este mejoramiento en el terreno vital del paciente, y el estudio de la técnica del BIOMAGETISMO, se ha dado a la tarea de buscar y encontrar estos fenómenos por patologías simples o complejas, sistémicas y orgánicas, y porque no, emocionales y psíquicas, y en este último sentido, no debemos dejar de lado toda la integridad del ser humano, sus conflictos y el estress sufrido a cada momento por las tribulaciones de la vida, sin embargo, la técnica sí representan un avance significativo en la investigación de la salud humana y sus complicaciones. Hasta la próxima.
Luis Eduardo Escamilla
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